lunes, 4 de enero de 2010

Yo seducida y abandonada por ellos

Aveces nos rendimos y caemos en la tentación.


Un amigo tanto especial.

Ojos color miel, piel a la luz del sol color canela, su cabellera negra con ese olor que me volvía loca. Es él, uno de mis mejores amigos, en realidad aveces me costaba verlo de esa manera pero ese fue el lugar que una vez le di.

Le puse un "mote", por una memez que vi en la televisión; "Chumi".

Me encantaba reír a su lado, me sentía especial, me elogiaba siempre con sus frases encantadoras, estaba atento a todo, aunque muchas veces reñíamos por nuestras diferencias.

Un día decidimos hablar de la pequeña relación que se fue convirtiendo en algo más que amistad, pero no sé si por suerte o por desgracia nunca pudo ser.

Me alegra saber que aun sigo contando con el, pero siempre me quedé con la duda de; ¿Qué hubiese ocurrido?.



Al que nunca olvidaré.

Alto, piel blanca, ojos avellana, Europeo.

Me recuerdo que todo comenzó un Enero cuando yo hablaba con amigos de Barcelona, y con tanta gente en común, como no conocerle a el.

Vivía fuera de mi ciudad, siempre hablábamos por internet, o por teléfono, hasta que un día decidí ir a verle.

Todo fue perfecto, nunca había hecho semejante locura por alguien, pero estaba segura de que todo saldría bien. Hasta el día de mi regreso a Madrid, se me vino el mundo abajo, sentía que mis esfuerzos habían sido en vano.

No me atendió todos los días que estuve, y transcurrió un largo tiempo para que me pidiese disculpas.

Le perdoné. Todo siguió bien, hasta que el viaja hasta aquí. Empezó otra vez lo mismo; su cuerpo estaba justo allí enfrente mío pero su mente estaba flotando entre ropa y moda.

El día de su partida no quise acompañarle, me sentía impotente, destrozada otra vez.

Recuerdo que morí.

Muchas teorías afirman que me enamoré por primera vez, otras lo niegan, otras simplemente que todo fue un error.



El hombre del vino tinto.

Allí estaba el, elegante, bien perfumado, con el pelo bien arreglado como de costumbre a cada sábado. Y al otro lado estaba yo, como acostumbraba a llevar el pantalón bien a la cintura y ese hermoso jersey negro que me regalaron por navidad.

Se acercó esa noche para hablar conmigo, yo entre copas y risas acepté, ese día no tenia vergüenza alguna.

Me sedujo hasta más no poder, y yo como loca enamorada por unas horas, sin pensarlo, caí en su regazo.

Sólo recuerdo haber estado bailando y entre luces besándonos.

Me levanto al día siguiente con una nota al lado de la cama; un numero de teléfono.

Reaccioné cogiendo el teléfono y marcando. Era el, como no acordarme de esa voz tan dulce… Le pregunté por la pasada noche, me respondió con un simple "No fuiste lo que yo pensé", y me colgó.

Desde ahí siempre me quedé con esa gran duda, no respondía a mis llamadas y nunca lo volví a ver.


Con el tiempo y un ganchito.

Me encanta. Acabaré este blog contando una historia que vivo de día a día.

Exótico, moreno, ojos negros, Cubano.

Todo empezó por una amiga, me decía que nunca encajaba con ninguno de los hombres, hasta que un día disidió presentarme a el; a Marcos.

Estuvimos saliendo, compartiendo risas, cruzando avergonzadas miradas, y así pasábamos tardes inacabables.

Llevo justo el tiempo que necesito para conocer a una persona y solo puedo decir que a su lado todo es perfecto.

Me encanta verle sonreír, y cuando no decida hacerlo, ahí estaré yo para hacerle recordar que su felicidad es la mía.



Ellos seducidos y abandonados por mí.

Abandonar nunca es fácil, siempre que alguien se enamora tienes que hacer de las palabras una sutileza.

Empecemos por tanto con el papel de la seductora.


La chispa de inocencia.

Empecemos por su nombre, se llama Gerardo. Nacido en Ecuador, de estatura media, moreno y con unos ojos realmente encantadores.

Todo empezó en una tarde de otoño, yo iva guapa con mi larga gabardina negra y mis botas grises para la lluvia.

Había quedado con el en el centro de Madrid, todo iva genial, se repitieron mas tardes así.

Teníamos muchas cosas en común; cosas personales, gustos musicales iguales, hasta sabíamos hacer lo mismo.

Al principio todo fue maravilloso, hasta que un día me cansé, cuando hablaba con el se acababan los temas de conversación, ya no había mas ganas de reír, pero el seguía haciendo sus bromas, como siempre.

Desde ahí, me llamaba siempre, hasta que yo no volví a coger.

Fué algo alarmante para mi.



Un tanto extraño.

Geovanny, de nacionalidad Italiana, se dedicaba firmemente a sus estudios, aveces hacía guardia en un aparcamiento.

Un día pasaba justamente por la calle donde está el parking, y me hecho una mirada que me dejo atónita y empezé a caminar con mas lentitud.Hasta que se levanta y me pide mi numero con tal gentileza que cedí a dárselo.

Al cabo de una semana me llamo y empezamos a salir.

Pero yo estaba de vacaciones en su ciudad, en Caracas, Venezuela. Me tenía que ir a la semana siguiente y no sabía que decirle.

Me llevó a hoteles, a sitios realmente hermosos, que cualquier chica hubiese querido ir y con una compañía estupenda.

Llegó el sábado y me tenía que marchar, le escribí una carta y se la deje a un compañero suyo antes de que llegara al trabajo.

La verdad es que no supe como reaccionar.


El señor diplomacia.


Español, atractivo, cejas muy marcadas, y una nariz perfecta. Se llamaba Javier, se estaba graduando de ingeniero electricista.

Todo fluyó por la tele un día estaba viendo el diario de Patricia, y salió el contando su historia, de que estaba mal con su madre, algo así, no recuerdo con exactitud.

Llamé al programa para averiguar los nombres de los figurantes, y pregunté por aquel chico. Dí mi numero de teléfono y esperé ansiosamente su llamada.

Y así fue, me llamo al día siguiente le dije que estaba interesada en el y que me gustaría invitarlo a un café.

Hablamos de todo un poco, en menos de un día no podía creer que había conocido mitad de su vida, y el de la mía.

Pasaron los meses hasta que me entero por una amiga en común, que su ex lo seguía buscando y que yo sin enterarme, el había vuelto con ella.

Yo decidí apartarme al fin y al cabo ella estaba antes que yo, el me decía que le disculpara, en realidad no supe mas de el, porque no le di mucha importancia.


Tan dulce como la miel.


Se llama Luis Miguel, me encantó su dulce rostro al conocerle (por foto), tenía una sutileza única.

Le conocí rastreando por internet, estuve hablando con el un par de días, viendonos por la cámara web y hablando por teléfono.

No bastaron mas días para saber que teníamos que vernos y probar el uno del otro los dulces labios que nos esperaban.

Esa noche de invierno, estuve con el en un hermoso parque lleno de luces, nos besamos, fue hermoso.

Siempre me susurraba al oído; "qué dulces son tus labios" y yo le repetía lo mismo.

Me encantó solo por ese día, luego cuando llegué a casa todo fue normal… me conecté al Messenger y el me hablaba pero realmente ya no me interesaba.

El me pidió una explicación, que porque ya no le decía lo mismo de antes, que porque yo ya no mostraba ese interés posterior. Yo no le respondí nunca, tal vez fui idiota, tal vez no sabia que hacer.